Junto con el skateboarding y la escalada, el breaking es uno de los tres deportes que por primera vez serán parte de los Juegos Panamericanos. El 24 de junio de este año, la organización de Santiago 2023 oficializó en su cronograma la inclusión de esta disciplina que ya había sido confirmada para los próximos Juegos Olímpicos de París 2024.

También conocido informalmente como breakdance, este estilo de baile tiene su origen en las calles neoyorquinas de los años setenta. Sus primeros exponentes fueron afroamericanos y puertorriqueños, sin embargo, ha conseguido una popularidad internacional por su cercanía con la música urbana como el hip hop. Sus exponentes son conocidos como B-boys (varones) y las B-girls (damas) y además van acompañados de un seudónimo, siendo el único deporte que utiliza alias.

Estos antecedentes conspiraron para que se sumara al calendario deportivo en épocas anteriores, pero en 2020 fueron incluidos —debido a popularidad con los jóvenes— en París 2024 por decisión del Comité Olímpico Internacional, dando un paso gigante en su integración al calendario panamericano.

La competencia se realizará entre el viernes 3 y sábado 4 de noviembre en el Gimnasio Chimkowe de Peñalolén. Los nacionales en acción serán Valentina Núñez, Bárbara Carmona, Nicolás da Fonseca y Matías Martínez.

«Nosotros pertenecemos a la cultura del hip hop, entonces había personas que no estaban de acuerdo con que fuera un deporte. Pero sin duda que tiene una exigencia física de alto rendimiento y de muchas horas de disciplina como el trabajo de cualquier otro deportista que también es artista. La inclusión del breaking es una oportunidad para tener más chances de salir y probar el nivel afuera con otros competidores que antes yo veía en Youtube», asegura Núñez, conocida como B-girl «Vale Chica», quien viene llegando a Chile luego de un mes de competencias en el extranjero.

Así se compite

De acuerdo a la definición de este deporte, el breaking se describe como un intercambio competitivo o enfrentamiento entre los atletas, con una o más rondas de un número igual para cada equipo. El bailarín que demuestre mayor habilidad y destreza en el desafío es el que se quedará con el round según la opinión de nueve jueces, quienes analizarán creatividad, personalidad, técnica, variedad, performatividad y musicalidad.

Tres aspectos técnicos marcan esta disciplina que en Santiago 2023 entregará un cupo a París 2024. El primero es top rock, mezcla de movimientos en posición de pie. El segundo es down rock, que contiene acrobacias y danza a nivel de suelo. Y el último es freezes, que corresponde al momento en que el competidor o la competidora queda «congelado» en medio de la rutina.

«Los buenos resultados vienen de la mano de una preparación constante, o sea, el proceso define lo que se verá el final. No sé si existe una clave o algún secreto para tener una buena presentación, simplemente es entender cómo funciona y prepararse bien porque es un sistema diferente al que estamos acostumbrados en las competencias», agrega Núñez.